Espacio y Tiempo
La Restauración nos enfrenta de forma ineludible a una situación paradójica. Por un lado se trata de recuperar el aroma sugerente del espacio original y, por otro lado, la propia intervención nos aleja de ese origen, constituyendo la propia transformación un hecho histórico. La simultaneidad de actuaciones deben revelarse como un conjunto armónico desde la consolidación de aquellos elementos que configuran la unidad edificatotoria, desde la protección de aquellos elementos que por su estado de “congelación”, esta provocando patologías que erosionan la coherencia estructural, recuperando la situación original alterada por intervenciones inadecuadas para la comprensión del monumento, o bien por transformaciones históricas que han perdido su justificación por desaparición de las condiciones que originaron su existencia y son irrecuperables y, por último, sustituyendo aquellos elementos que producen alteraciones y erosiones en las estructuras del edificio.
El legado histórico es un valor por sí mismo y cualquier actuación que afecte al monumento y que supere su consolidación por estricta necesidad, debe afrontarse mediante yuxtaposición.
A pesar de que el informe histórico, los estudios arqueológicos y las catas realizadas nos aportan una información muy importante sobre las vicisitudes históricas y las intervenciones materiales del legado histórico, nos encontramos aún con dificultades para la interpretación de soluciones constructivas que se plantean en los trazados originales que suelen ser reorientadas a lo largo de la historia. A ello se suma la erosión por la acción de los agentes atmosféricos.
Estas lagunas históricas dificultan la comprensión y la resolución de los problemas técnicos existentes y son el objeto de los proyectos de restauración.